La Paz que sobrepasa todo entendimiento

2 nov 2015


Si hiciéramos una encuesta a toda la humanidad, cuya única pregunta fuera ¿qué es lo que usted más desea o quiere en la vida?, con toda seguridad todos darían una sola respuesta, y esa es: Paz.

Es posible que usted diga eso no fue lo que yo respondí, y efectivamente pudo ser, pero si profundizamos objetivamente y tenemos en cuenta el ensamble cultural, edad, sexo, y otra serie de factores, como las prioridades, las circunstancias, el nivel de conciencia; descubriremos que esa respuesta no es más que un vestido con lo que nosotros disfrazamos finalmente la paz. La cual para unos podría ser salud, para otros la paz sería la pareja ideal, con quien compartir el resto de sus días felices y comer perdices, para otros podría ser culminar sus estudios profesionales y luego hacer una maestría , Ph. D. y más, otro podría decir, para estar en paz yo necesito dos millones de dólares en efectivo, tal vez otro diría, para estar en paz yo necesito una casa construida en aquel risco alejado del mundanal ruido, de toda esa basura que me estresa, donde pueda meditar todo el día y estar en un estado de éxtasis, de paz y tranquilidad donde nadie me moleste para así poder experimentar, ver y gozar el bello paisaje, la creación divina, ese azul aterciopelado que se une en el horizonte con el cielo y yo pueda fundirme en el infinito, porque eso es lo que me da paz. Tal vez alguna chica preocupada por su imagen prefiera responder, una cirugía estética que me esculpa mi cuerpo para tener medidas de reina 90-60-90 o algún chico, pues ellos también está en ese plan de tener cuerpos esculturales. Y eso no está mal ni bien, no hay nada malo ni bueno, solo en el sistema de pensamiento dual del ego. Lo que queremos demostrar es que cualquiera que sea la respuesta de lo que a cada uno le parece que le puede dar paz, en definitiva es eso lo que todos queremos. No obstante la mayoría de nosotros, y este es el punto clave a donde queremos llegar, creemos que esa paz la vamos a encontrar fuera de nosotros o que algún factor externo nos la va a brindar.

La buena nueva (evangelio) a transmitir aquí, es que no necesitamos ningún factor externo ni nada de lo que acabamos de enunciar para sentirnos en paz, porque nuestro estado natural es el de la paz. Por lo tanto no necesitamos nada de lo que creemos necesitar para ser o tener lo que ya somos y tenemos naturalmente. Cuando Jesús hablaba del Reino de Dios o de los cielos, se refería a un estado de Paz, Plenitud y Felicidad, de Amor incondicional.

“Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros.” (Lucas 17:20-21)

En la paz hay una ausencia total de conflicto y de tiempo, fluye el amor que todo lo abarca, experimentamos quietud, silencio, plenitud y felicidad. Aflorando un sentimiento de unidad y libertad total; lo que la hace imperturbable. El “Yo Soy”, el Ser, el Cristo, nuestro verdadero ser prevalece porque el “yo” personal, falso, individual, con todos sus sentimientos, creencias, identidades, preocupaciones y miedos ha sido trascendido. Una vez que experimentamos la paz, ya no somos víctimas del mundo, porque la verdad acerca de él y de lo que realmente somos se nos ha revelado. Así nuestra percepción del universo y nuestra relación con él, cambia. Ya no podemos ser intimidados, manipulados o programados, somos invulnerables."

Porción del capítulo 5 de mi libro ETERNAMENTE AHORA

¡Paz ahora y siempre!

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