El Amor

17 nov 2015


“Es dar todo a todos, sin esperar nada a cambio, aunque todo lo dado retorna al dador, o mejor dicho nunca lo abandona”

A pesar de ser una palabra o concepto muy conocido y que aparentemente todos sepamos de qué se trata, en realidad no tenemos ni idea qué es. Debido a que ha sido mal interpretado, tergiversado, acomodado; a veces utilizamos la palabra amor para referirnos al sexo, cuando él sexo es solo eso, sexo. O con el compartir con una persona y pasarla bien, que también solo es compartir y pasarla bien con esa persona. Casi siempre lo confundimos con manipular, poseer, dominar o incluso interés, otras veces nos vamos al otro lado del espectro y entonces lo confundimos con dependencia, sujeción, apego, entre otras. Pareciera que si no abordamos el tema desde la perspectiva correcta, no nos daríamos cuenta de esta realidad, ya que es tan perfecta la programación, la distorsión y el condicionamiento a que nos tiene sometido el sistema de pensamiento “ego”. Pero si somos honestos y dejamos de engañarnos a nosotros mismo, cosa que acostumbramos, lo más probable es que estemos de acuerdo en que el Amor es mucho más de lo que hemos creído hasta ahora.

"Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar. Pretende, no obstante, despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural." T-In.1:6-7 (UCDM)

Nosotros tampoco pretendemos enseñar el significado de Amor, pero si vamos a exponer todo lo referente a lo que el ego usa para impedir o bloquear la experiencia de nuestra herencia natural, el verdadero Amor, el Amor incondicional, el Amor que es Dios y que somos nosotros, el cual siempre escribiremos con A mayúscula. Es algo tan esencial y fundamental en la vida que no podemos dejar de experimentar. Sin embargo en este nivel de conciencia es casi imposible explicar con palabras o describir a ciencia cierta lo que es. De hecho tenemos muchos conceptos de lo que es el amor, y aunque el Amor no se puede subdividirse ni limitarse, nosotros aparentemente lo hemos hecho; lo hemos calificado, seccionado, lo hemos puesto en diferentes niveles, lo hemos dosificado debido a nuestra creencia en la fragmentación, separación de Dios (el Uno). Así como nos hemos fragmentamos hasta el punto de creer que somos cuerpos, individuos, personas, mentes separadas los unos de los otros, igual hemos hecho con el tiempo, seccionándolo en pasado, presente y futuro. El tiempo no existe, solo un eterno ahora, la realidad es atemporal. La misma creencia en la separación que en realidad nunca sucedió, ni sucede, ni sucederá, porque es imposible que nos separemos de lo único que existe, Dios; nos hace percibir como si existieran dos mundos reales, el de las formas: lo material, lo finito, perecedero, mutable y el del contenido: lo espiritual, lo infinito, eterno e inmutable. Solo este último es real, el otro es ilusorio aunque lo percibimos como la vida real. Es por eso que llamamos Amor al amor romántico, al sexo, al amor a la familia (padre, madre, hijos, etc.) a las mascotas, a la patria, a los amigos, cuando solo hay pequeños atisbos de Amor, más basados en apegos psicológicos y adictivos que en la incondicionalidad y libertad del Amor; el cual no es selectivo ni exclusivo, no convierte a una persona, objeto o situación en “especial”. La exclusividad no es el Amor de Dios sino el amor del ego. Sin embargo, la intensidad con la cual el Amor se siente puede variar, porque los sentimientos son la reacción del cuerpo a los pensamientos, los cuales están basados en creencias, paradigmas, esquemas, marcos de referencia aprendidos, adquiridos o inventados y en su mayoría nos son suministrados al identificarnos con el sistema de pensamientos el cual llamamos “ego”, yo falso, mente errada, a través del cual proyectamos, fabricamos el mundo, esta ilusión, este sueño, nuestra experiencia vital. Pero el lazo (Amor) que nos conecta con esa persona aparentemente “especial” es el mismo que nos conecta con la persona que nos encontramos en un ascensor, o con un pájaro, una flor, un objeto, un acontecimiento. Sólo que la intensidad con el cual se siente es diferente. El Amor es más que una emoción o un pensamiento, es un estado de ser. Es la energía, vida, espíritu que se irradia cuando entregamos, soltamos, perdonamos todo lo que bloquea su experiencia y por ende es en lo que nos convertimos, mejor dicho, es cuando volvemos a ser lo que siempre hemos sido. El Amor no está afuera: está profundamente dentro de nosotros, porque es esencialmente lo que somos. Nunca podemos perderlo y él no puede dejarnos. No depende de otro cuerpo, de otra forma externa. El Amor está en realidad presente en todas partes y se expresa de muchas maneras, su presencia sólo tiene que ser realizada. Elijamos ser lo que somos.

“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.”

(1 Juan 4:7-8) BIBLIA RV1960

Porción del Capítulo "El Amor", de mi libro ETERNAMENTE AHORA

Paz y Amor siempre!

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