No necesitamos todas las respuestas en este instante, aquí, ahora, en este instante, no necesitamos "saber" el resto de nuestra vida, independientemente de lo que digan o piensen los demás. No necesitas todas las respuestas. Éstas llegarán, a su tiempo, o no llegaran, o tal vez las preguntas innecesarias simplemente se desvanecerán. No hay ninguna prisa. La vida no tiene ningún apuro. Seamos como las estaciones son cuando son y punto; o como la hierba que crece a su propio ritmo.
Las elecciones que habrán de hacerse se harán, las decisiones que habrán de tomarse se tomarán, los acontecimientos se darán, pero ahora, en este momento, tal vez, no necesitamos saber las soluciones o los resultados, o cuál sería la mejor forma de proceder. Es posible que el no saber y por ende la apertura a toda posibilidad, será el lobby a lo que ha de ser y en lugar de tratar de resolver perfectamente lo irresoluble y rápidamente completar historias de un "yo" ficticio, simplemente relajémonos en un absoluto no-saber, en el cálido abrazo de lo no revelado aún, sumergiéndonos en este momento de quietud y silencio, disfrutándolo completamente, en toda su sencillez y con toda su maravilla. Y después, sin ningún esfuerzo, sin lucha ni estrés, sin que haya un "tú" involucrándose en nada, las respuestas verdaderas surjan en su propio y perfecto tiempo. ¡AHORA!
"Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal." (Mateo 6:34)
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