Con aislarse, apartarse de la gente o por otra parte hacer solo lo que nos “gusta”, como ver televisión, leer un libro, practicar nuestro hobby o deporte favorito, etc. Esto más bien es una forma de evadir la auto observación, de evitar mirar el inconsciente con todo el miedo que proyecta en todo tipo de relación, y esto es negación. Si bien es cierto que se requiere de silencio y enfoque constante, el aislarnos y hacer todo lo anteriormente mencionado, nos ayudaría siempre y cuando estemos observando nuestros pensamientos, emociones y reacciones; porque de lo contrario solo nos estaríamos distrayendo con otro tipo de actividades.
La verdadera Paz surge (sale a flote), porque ya está en nosotros, al reconocer lo que realmente somos, Amor. Esto se logra cuando nos convertimos en observadores del contenido de la mente en todo momento, o mejor dicho en el momento presente, el ahora. Tampoco requiere de un lugar y momento determinado, es decir de algunas condiciones especiales, sino que si estamos solos o acompañados solo observemos lo que sentimos y para esto debemos apagar el ruido mental, o sea el incesante y compulsivo ir y venir de pensamientos que fluctúan entre el pasado y el futuro. Ubicándonos o enfocándonos solo en el presente, enfrentamos cada momento y ahí elegimos si nos identificamos con el ruido mental del ego y todo su miedo o con el sistema de pensamiento del Espíritu Santo que es Paz, Amor, Unidad, Plenitud, Infinidad y Eternidad; de tal manera que lo que hagamos o no hagamos, digamos o no digamos será una consecuencia de esa elección.
Fluir en la paz que somos, independientemente del tipo de circunstancia que estemos afrontando, bien puede acontecer en nuestras actividades diarias, incluyendo los momentos que estemos a solas. Mientras experimentamos esta ilusión, veamos si la aprovechamos para distraernos o para mirar el contenido de la mente. Siempre observemos en cada momento lo que sentimos, pues eso nos dice la verdad, sobre todo cuando nos interrelacionemos con los demás, ya que ahí proyectamos la culpa inconsciente y esta es la mejor forma de darnos cuenta (ser consciente) de que es lo que necesitamos sanar. Este proceso suele no ser muy agradable para el ego y el “personaje” que se identifica con él, por eso muchos prefieren evadir las relaciones; las cuales entre más íntimas, más “dolorosas” pero más eficaces para sanar.
En resumen, cada vez que elegimos estar en paz, es decir perdonar, aceptar, soltar; invitamos al Espíritu Santo a sanar el contenido de la mente, y aunque cada vez que esto sucede el ego va a sacar los obstáculos (ruido mental, pensamientos y emociones negativas) para no permitirlo y así mantener su hegemonía. Mantengamos nuestra intención de sanar y continuemos permitiendo que el Espíritu Santo nos guíe, así la Vida, el Universo, Dios o el Ser, nos proveerá de los recursos para continuar nuestro camino de regreso a casa en Paz, Amor y Felicidad.
Paz y Amor, siempre!
No hay comentarios. :
Publicar un comentario